Héctor A. Gil Müller

Bienvenido a este espacio de reflexión, donde lo único que se pretende es que veamos las mismas realidades pero con diferentes ojos.

martes, 5 de enero de 2010

Inauguran la Torre Califa

Entre el asombro del mundo abrió sus puertas el Burj Khalifa[] (برج خليفة, Torre Califa en árabe). Se trata de un rascacielos que se encuentra situado en el distrito Downtown Burj Khalifa de la ciudad de Dubái, en Emiratos Árabes Unidos. Es la estructura más alta construida por el hombre. La construcción comenzó el 21 de septiembre de 2004, y su inauguración oficial fue el 4 de enero de 2010, para esa fecha el 90 % de sus espacios ya se encontraban vendidos.

El arquitecto redactor principal del proyecto es el estadounidense Adrian Smith, que trabajó junto a la firma Skidmore, Owings and Merrill (SOM) hasta 2006, misma compañía que diseñó la Torre Willis (Antes Torre Sears) y otros edificios.

El diseño de esta torre cuenta con dos fuentes de inspiración principales:
El proyecto de un rascacielos de una milla de altura, diseñado por Frank Lloyd Wright.
La forma de la base del Burj Khalifa está basada en la forma geométrica de una flor, la Hymenocallis blanca de seis pétalos cultivada en la región de Dubai y en la India.

La construcción del Burj Khalifa contó con un presupuesto estimado de más de 4.000 millones de dólares, que se incrementó hasta los 20.000 millones para el desarrollo completo del Downtown Burj Khalifa.[] , parte del coste del edificio fue financiado por la familia del Emir Mohammed bin Rashid Al Maktoum. Por cierto egresado de la escuela de lenguas de la Universidad de Cambridge en el reino unido y perseguido por el escándalo que en septiembre de 2006, Al Maktoum y su hermano Hamdan bin Rashid Al Maktoum fueron acusados ante un tribunal de los EE.UU. por su presunta relación con el secuestro de unos 30.000 niños a lo largo de las últimas tres décadas. Estos niños habrían sido obligados a trabajar como cuidadores y jockeys en las carreras de camellos, un deporte muy popular en los emiratos.

El nuevo obelisco de acero y vidrio, en forma de Y invertida, que supera al Taipei 101 (de 508 metros), se eleva entre el desierto y el mar, y es visible desde 95 kilómetros de distancia.
No obstante, el eventual reinado del Burj Khalifa como estructura más alta, al parecer, será efímero, ya que se encuentra el proyecto de un rascacielos de 1.050 metros de altura: la Nakheel Harbour Tower, que también se ubicará en la ciudad de Dubái y su construcción se encuentra pausada al menos durante el 2009.

La cantidad de electricidad que puede emplear equivale a tener encendidos unos 360.000 focos de 100 vatios al mismo tiempo.
El Burj Khalifa necesita unos 946.000 litros de agua diarios para su sistema de abastecimiento de agua.
Los elevadores panorámicos se trasladan a 10 m/s; es decir, a 36 km/hora.
Los elevadores interiores se trasladan a 18 m/s; es decir, casi 65 km/h.
La luz de la antena del Burj Khalifa puede ser vista a 95 kilómetros a la redonda.
Es la primera estructura que hace el hombre que rompe la barrera de los 700 y de los 800 metros. Ninguna estructura (incluyendo antenas sostenidas por cables) había logrado esta proeza.

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domingo, 3 de enero de 2010

Déjame dormir, mamá


DÉJAME DORMIR, MAMÁ

Hijo mío, por favor, de tu blando lecho salta.

Déjame dormir, mamá, que no hace ninguna falta.

Hijo mío, por favor, levántate y desayuna.

Déjame dormir, mamá, que no hace falta ninguna.

Hijo mío, por favor, que traigo el café con leche.

Mamá, deja que en las sábanas un rato más aproveche.

Hijo mío, por favor, que España entera se afana.

¡Que no! ¡Que no me levanto porque no me da la gana!

Hijo mío, por favor, que el sol está ya en lo alto.

Déjame dormir, mamá, no pasa nada si falto.

Hijo mío, por favor, que es la hora del almuerzo.

Déjame, que levantarme me supone mucho esfuerzo.

Hijo mío, por favor, van a llamarte haragán.

Déjame, mamá, que nunca me ha importado el qué dirán.

Hijo mío, por favor, ¿y si tu jefe se enfada?

Que no, mamá, déjame, que no me va pasar nada.

Hijo mío, por favor, que ya has dormido en exceso.

Déjame, mamá, que soy diputado del Congreso

y si falto a las sesiones ni se advierte ni se nota.

Solamente necesito acudir cuando se vota,

que los diputados somos ovejitas de un rebaño

para votar lo que digan y dormir en el escaño.

En serio, mamita mía, yo no sé por qué te inquietas

si por ser culiparlante cobro mi sueldo y mis dietas.

Lo único que preciso, de verdad, mamá, no insistas,

es conseguir otra vez que me pongan en las listas.

Hacer la pelota al líder, ser sumiso, ser amable

Y aplaudirle, por supuesto, cuando en la tribuna hable.

Y es que ser parlamentario fatiga mucho y amuerma.

Por eso estoy tan molido. ¡Déjame, mamá, que duerma!
Bueno, te dejo, hijo mío. Perdóname, lo lamento.
¡Yo no sabía el estrés que produce el Parlamento!