Héctor A. Gil Müller

Bienvenido a este espacio de reflexión, donde lo único que se pretende es que veamos las mismas realidades pero con diferentes ojos.

viernes, 20 de agosto de 2010

Paradoja

Hoy día, los países son tan grandes que sus crisis internas acarrean al mundo entero; en 1994 la crisis Mexicana o del “tequila” movió la economía mundial, la crisis “samba” del Brasil, el “dragón” de China, el episodio de Grecia en este año. Pero esa grandeza se enfrenta a la pequeñez propia de los pueblos, un volcán, como fue el de Islandia, paralizó un continente aunque antiguo, moderno, el europeo.

Vivimos rodeados de paradojas, o sea, ideas extrañas opuestas a lo que se considera verdadero o a la opinión general. Encierra en sus letras la propia contradicción, y confunde a quien la lee o escucha pues ataca bastiones lógicos resultados de la obviedad. Quien pensaría que la conquista sobre la naturaleza, la grandeza del siglo XXI, la soberanía de “la potestas” de una comunidad continental y de una sociedad en el mundo entero, se vería paralizada e indefensa ante un volcán cuyo nombre es caótico también; “Eyjafjallajökull”. Aunque esa amenaza concluyó hace meses estamos inmersos en paradojas, en sentires de pequeñez agravados por nuestra idolatrada idea de grandeza.

México cuenta con Carlos Slim Helú, por cierto egresado de la UNAM, catalogado por FORBES a inicios de este año 2010 como el hombre más rico en el mundo, pero el mismo país que a unos prodiga su riqueza a otros les encomienda el oprobio, como a Felipe, poblador del municipio de Coicoyán de la flores en Oaxaca donde la ONU y la Comisión Nacional de Desarrollo de los Pueblos Indígenas estableció un índice de desarrollo humano de 0.4455 similar al de las naciones del África subsahariana. O Metlatónoc en Guerrero, donde los reportes internacionales en el 2005, y no han cambiado mucho, ubicaban al 60 % de los habitantes mayores a 15 años como analfabetas, el 97 % de la población no cuenta con acceso al sistema de salud. No es correcto comparar personas con poblaciones, entonces recorramos los municipios con mayor desarrollo humano, cuyo índice (IDH) compite con países como Alemania y España, entre otros. 5 de los 10 primeros pertenecen al Distrito Federal; La delegación Coyoacán, Miguel Hidalgo, Cuauhtémoc, Tlalpan y Benito Juárez, esta última encabeza la lista, clasificada por la ONU como la unidad poblacional con mayor IDH en nuestro país, con sólo 16 colonias cuenta con 21 Hospitales y centros de salud, y 4 centros del DIF, en segundo lugar San Pedro Garza García en Nuevo León, emporio urbano donde el 70 % de los pobladores son familias con los más altos recursos de todo el estado de Nuevo León.

Muchos y muy graves son las tormentas que se avisan desde el horizonte nacional: las hay internas, en los pobladores; como esa pérdida emotiva no del valor si no de la consecuencia de actuar el valor, (¿para qué vivo el valor, si se premia siempre el antivalor?). Otras tormentas son comunales, perdimos la comunicación entre los nuestros, el barrio se torna tierra hostil de asegunes y desazones. Otras tormentas son sociales, como el mal de la inseguridad, que motivado por educación, corrupción, incapacidad o cuanto usted guste, atacan a la sociedad en su conjunto y otras últimas son nacionales, de dirección, de espíritu nacional, esas son aquellas que nos sepultan bajo torrenciales desesperanzas.
Pienso que aunado a los problemas que aquejan a nuestro adolorido país, debemos enlistar la desigualdad, esta no es fuente de bienes, lo es de males. No es buena la distinción que se hace en la patria, no es buena la focalización cuando es causada por egoísmo u olvido. Este suelo fértil que nos ha cobijado, no sólo desde la independencia porque no somos únicamente españoles, ni solamente mexicanos, sino desde aquellos tiempos precolombinos, ha inculcado en sus hijos con el férreo tostado del sol que quema pero hace crecer, la esperanza del desarrollo. ¿Porqué hemos sometido a pueblos al abandono?, ¿Porqué les hemos restringido el acceso a la educación?, ¿Porqué incluso amenazamos con dotarles de autonomía para justificar nuestra incapacidad de anexarlos al desarrollo nacional?.

Choca a la mente, la confunde la idea de estar pobres sobre la riqueza, y ricos sobre la pobreza. Es paradójico el escenario y nos debe invitar no sólo a la reflexión si no a la consciencia.
Así como el error no fue de uno, la solución tampoco lo es, el error fue de todos y la solución también lo debe ser.

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4 comentarios:

A las 20 de agosto de 2010, 12:45 , Anonymous Anónimo ha dicho...

Excelente

 
A las 20 de agosto de 2010, 14:31 , Anonymous Betina ha dicho...

Angustiosamente cierto. Perfecto

 
A las 20 de agosto de 2010, 15:18 , Blogger Jacqueline García ha dicho...

muy interesante y con razón en sus letras amigo!

 
A las 23 de agosto de 2010, 14:11 , Anonymous Anónimo ha dicho...

Excelente artículo!!! Interesante análisis

 

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