Héctor A. Gil Müller

Bienvenido a este espacio de reflexión, donde lo único que se pretende es que veamos las mismas realidades pero con diferentes ojos.

viernes, 4 de marzo de 2011

Violencia

La violencia responde a un instinto animal concretamente motivado por la posesión de un poder de autoridad. Si bien el poder debe ser entendido como la posibilidad de hacer cumplir la voluntad propia esta se concreta en la solución de una necesidad y la estimación misma de una vocación por dominar.

Schopenhauer explicaba que las sociedades pueden ser entendidas por la similitud que guardan con lo vegetal, lo animal o lo humano, siendo las primeras aquellas cuyo principal estímulo está en la suplencia de necesidades mínimas, lo carnal, lo sexual, lo placentero son requisitos mínimos para el establecimiento de esta vegetalización de la sociedad, el resultado es un grupo lerdo, pausado, indeterminado. La relación de la sociedad con lo animal implica lo bélico, la furia que obnubila los sentidos y se interpreta como una sensación misma de animalidad, valentía, bravura y entercamiento son también características de esta posición. Como último reducto aparece lo humano, lo sensible, lo artístico, lo etereo y lo abstracto. Entonces, si lo vegetal se mantiene, lo animal se defiente y lo humano trasciende, debemos entender la violencia como la exhibición de lo animal, la expresión redudante de la animalidad que pretende por medios no abstractos expresarse. Nos referimos con estas letras a la violencia física, ya que la violencia moral es una composición más humana y abstracta aunque por igual persigue un interes bastardo. La soledad de una inspección filosófica evidencia que la violencia integra el espiritu humano. Desde una perspectiva biblica, cuando el escritor sagrado afirmaba alla en el genesis que el hombre ha sido puedo sobre la tierra para enseñorearse expresa con toda claridad ese impulso de dominio, de ser dómine, señor. por ello la violencia se entiende como una capacidad de dominio sobre otro que queda evidenciado por su debilidad obteniendo con ello un estimulo, un placer o un contentamiento. Desde el punto de vista jurídico, la violencia atenta contra bienes jurídicamente tutelados, mismos que exponen la necesidad de aquello que al ser vulnerado ocasiona un agravio.
Concebir la violencia es expresar una tendencia hacia la degradación social. Es reconocer que la sociedad ha perdido argumentos racionales para la solución de sus controversias naturales como lo es el apoderamiento de recursos.

La violencia requiere dos elementos un territorio propicio y ciudadanos o agentes sociales violentos. Explico cada uno. Por territorio propicio debemos entender una extención geográfica cuya adquisición de recursos por la vía ordinaria es dificil y la adquisición por vía extraordinaria es muy facil, por via ordinaria entendemos la adquisición racional de recursos en un entorno normativo que resguarde los bienes jurídicamente tutelados que premie el esfuerzo y esperanza a que el correcto cumplimiento de la norma redunda en una mejora social e individual.
La adquisición por via extraordinaria implica elementos de adquisición no normativos que pueden ejercerse con simpleza y facilidad, Nigeria es un ejemplo que al adolescer de un marco normativo propio y contar con recursos para cuya adquisición no es accesible al poblador común, genera esbozos de violencia tan dañina que impide la elaboración, seguimiento y conducción bajo un esquema normativo natural y propicio. Los agentes sociales violentes representan ese cúmulo de habitantes que deben ser una colectividad que reunidos por un esquema cultural, fraternal o de servicio, como lo son las mafias, las cofradías o las bandas se ensañan en operar al margen de la norma y activivar mediante la violencia esos medios de producción. Durante toda la historia de la humanidad, en todas las civilizaciones e incluso en todos los tiempos, la violencia ha sido inherente al humano. En algunos casos el malestar ha rebasado los esquemas políticos y sociales y ha motivado la desintegración de imperios o paradigmas políticos preestablecidos. Cuando la violencia rebasa las posibilidades naturales la organización social se cambia y genera nuevos rumbos, se desintegra y vuelve a integrarse con nuevos esquemas. Así han caido imperios y se han levantado naciones que responden a esos estímulos.

La antigua Roma se degradó en un entorno violento de rebeliones esclavas, invasiones y cambio a nuevas manos de riquezas. México durante el tiempo de Juárez generó a los léperos y a los bandoleres, sectores sociales al margen que en un país en convulsión donde se contaba con dos gobiernos a la par, uno conservador y otro liberal e incluso con dos regímenes políticos, uno republicano y otro monárquico encontraron tierra fertil para la apropiación de recursos.
Concluyo afirmando que la violencia entraña la antesala del cambio, de una sociedad aletargada que en su tiempo y en su entorno deberá adquirir nuevos senderos de tutela a lo propio.

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